Para responder al objetivo de creación de la Universidad de la Sierra, de ser una institución de vanguardia que brinde los elementos requeridos para detonar el desarrollo de la Sierra de Sonora, su modelo académico basado en el aprendizaje es congruente con sus expectativas, y se identifica con la era moderna del conocimiento, la competitividad y la globalización que caracterizan al siglo XXI.
Esta realidad nos confronta con los hechos y situaciones prevalecientes en el sistema educativo nacional, con sus contextos y paradigmas inmersos en cada uno de los niveles que lo conforman, que repercuten en forma directa en la implementación de nuevos modelos, procesos y técnicas. Sin embargo, la Universidad, en sus 18 años de existencia, se ha privilegiado al contar con una planta docente, en un 90% de tiempo completo, joven, entusiasta e identificada con la misión institucional, capacitada continuamente en los diferentes temas que facilitan la enseñanza aprendizaje, así como, su actualización científica y tecnológica; con herramientas de tecnología educativa e infraestructura que año con año se han venido empatando con los avances de la modernidad; así como con la implementación de sistemas y procesos electrónicos de apoyo a la docencia; entre otros; que nos han permitido comprender y conocer el modelo, para enfrentar los cambios que generen el tránsito de un sistema tradicional de educación, basado exclusivamente en la enseñanza transmisora de conocimientos, con un sistema de evaluación del aprendizaje rígido y cuantitativo, con esquemas curriculares poco flexibles y alternativas de formación de profesionistas sin congruencia con los demandas de los sectores correspondientes, y un sinfín de vicios y obstáculos administrativos y de gestión que dificultan y entorpecen al quehacer académico; a un modelo que privilegia al aprendizaje del alumno como premisa fundamental, convirtiendo al docente en un facilitador, enfocado en la comprensión analítica del conocimiento como primer nivel, conjugando la aplicación y síntesis del propio conocimiento en el campo profesional, formando una integración biunívoca e interactuante que le permite al alumno en toda su extensión a acceder, aprender, almacenar, generar, aplicar y comunicar conocimientos, auxiliándose de un sistema de tutorías y asesorías académicas, en un ambiente digno, que fomente el estudio, la creatividad y la innovación. Así mismo y de manera muy importante, el docente considera el desarrollo de actitudes, con base en valores humanistas, que le imprimen y dan forma al carácter, personalidad y comportamiento del alumno, ante el entorno que lo rodea. De esta manera se conjuga el esquema de los niveles cognoscitivos del Saber, Saber Hacer, Crear e Innovar; y el Ser. Junto con los objetivos curriculares, perfiles de egreso y estrategias de enseñanza aprendizaje; el sistema de evaluación del aprendizaje representa el eje central sobre el que se desarrolla el modelo, al brindar los elementos suficientes, en tiempo y forma, que permiten a los docentes y autoridades, retroalimentar el proceso académico, corregir desviaciones y fortalecer aciertos, establecer estrategias para disminuir la reprobación y deserción, medir la eficacia y eficiencia del propio modelo, reforzar contenidos curriculares y reprogramar el sistema de tutorías y asesorías.
La conformación de cuerpos académicos permite operar los programas educativos y definir las líneas de generación y aplicación del conocimiento, brindando directrices precisas para el desarrollo formal de la función de investigación y su vinculación con la docencia que a su vez fortalecerá la extensión universitaria y la prestación de servicios científicos y tecnológicos. De tal manera, el Modelo Académico de la Universidad de la Sierra, considera a los alumnos como el centro fundamental de su quehacer, en donde el personal que conforma su organización: docentes, administrativos, de servicios y autoridades, se responsabilizan en proporcionar cada uno en su área de competencia, lo mejor de su saber, de su esfuerzo y dedicación, en lograr la formación de profesionales de alta calidad, que representen generaciones de éxito y orgullo universitario.
El camino recorrido y el que falta para lograr la consolidación del modelo, no ha sido fácil, se han tenido que vencer inercias, enfrentar cambios de mentalidad, convencer a autoridades sobre la pertinencia de la propia Universidad, dar respuesta a carencias de conocimiento de niveles educativos anteriores (perfiles de ingreso); convertir a profesionales en docentes, tutores e investigadores; vencer la burocracia y los sistemas administrativos y de apoyo obsoletos para darles cauce hacia una certificación de calidad; sin embargo, el esfuerzo realizado y el interés demostrado por cada miembro de la organización universitaria, ha rendido sus frutos, reflejados en los egresados de las primeras generaciones , y esa satisfacción que brinda el ser y haber sido artífice de su formación, no se consigue en ningún otro lado, fuera del arte de educar.